sábado, junio 9

Footsteps V

Siempre que la veía su tiempo se paraba. Sentía una especie de obsesión por ella, una obsesión que comenzó el día que la encontró hundida en el agua y blanca.
Al ver ese ser tan hermoso y sin vida, corriendo la agarró y la sacó.
Aún sentado en su cama recuerda cómo la sacó de la playa y mirando a varios lados de la playa, vió que no había nadie por la playa. Estaba totalmente desierta y consiguió que viviera. Esperó sentado a su lado hasta que se iba despertando y por temor a las preguntas, corriendo se levantó.

A pesar de lo sucedido y de la insistencia de ella, quería protegerla manteniéndose en el anonimato, sin embargo, le intrigaba cómo un ser tan hermoso podía actuar de esa manera en él.

Seguía observando la nada desde su ventana mientras sus pensamientos fluían hasta ella. Pensamientos que recorrían miles de quilómetros y llegaban hasta ella. Sin embargo, unos toques de la puerta le sacaron de ese viaje trascendental. Era su madre que le llamaba para que la ayudara en algunas tareas que tenia pendientes, tareas que le eran fáciles de realizar por su extremada agilidad, fuerza y por...,bueno, algo que solía mantener oculto.
Para él, su vida no tenía sentido hasta que la conoció, desde que ella entró en su vida se sintió rejuvenecido y útil. De alguna manera, ella era distinta a las demás. Él creía que por ser quien era, nadie lo querría, nadie entendería su manera de actuar y no era la primera vez en que las personas al verle se alejaban porque notaban en él algo extraño y cuando algo nos es extraño, solemos apartarnos instintivamente.
El hecho de que se apartaran le provocaba más dolor y daño pero ella, ELLA!! De alguna manera, más que alejarse, se acercaba y si no estaba alerta le podría descubrir.
Cuando hablaba con ella, sentía un temblor en las piernas que nunca tenía y cuando se alejaba, sentía que algo le apresaba las piernas para que se quedara ahí, un rato más con ella.
Al llegar a casa, su cabeza seguí pensando en ella y no sabía cómo quitarse ese sentimiento.
Uno de esos días en casa, mientras estaba reparando un aparato, una pregunta le sorprendió. Su madre le dijo:
-¿Quién es ella?
-¿ELLA?
-Si. Sólo actuas de esa manera si hay alguien, dime quién es esa persona que te mantiene en vela por las noches y cuando vienes, te hace aparecer una sonrisa en la cara.
-No es nadie.
-Alguien es. Sólo te diré que mantengas en secreto, bueno, ya sabes, no quiero que las cosas se compliquen. Ya aprendistes lo que pasó en la otra ciudad, antes de mudarnos.
-Sí. Lo sé, es lo que más me atemoriza. Ella es espectacular y la simple idea de alejarme de ella me inquieta pero sé que debería no estar tanto con ella pero... hay algo en ella.
-Es la única con la que no puedes... ¿no?
-Sí, Lo he intentado muchas veces pero hay algo en ella por eso me atrae y está despertando en mí, bueno, no sabría que decir.
-Cuidado. Vigila lo que haces y tus pasos. Recuerda que no deben aparecer huellas de donde estas si no te puede encontrar.
-Shhh!! EL mero hecho de nombrar... Mejor lo olvidemos. ¿Hay algo más que reparar?
-Sí que lo hay. Bueno, cariño, viendote tan inquieto. Mejor vete a verla. Ya sabes que sólo deseo tu felicidad.

Simplemente después de que le dijera eso, se levantó de un salto, rápidamente guardó todo lo que había usado y antes de salir volando por la puerta, se acercó a su madre y le dio un gran beso en la mejilla y le susurró al oido:

Gracias por todo mamá.

Su madre lo vió. Se marchaba feliz a verla y rápidamente cerró la puerta y en su mente se decidía, tendrá cuidado, sabrá bien lo que hace pero ojalá que no nos encuentre. Después, se acercó y antes de cerrar, con un pequeño soplido borró las huellas que dejó su hijo mientras lo veía alejarse.