Who're you? Part II

Sabía que debía tener valor y admitirlo. Sin embargo, cada vez que lo pensaba su corazón se rompía cual junco en un viento tormentoso.
Tumbado en su cama, todo le daba vueltas y veía todos los recuerdos metido en su propio torbellino, era una difícil decisión y decidió salir.

Afuera, metido en el agua, mientras la olas le mecían dentro del mar, se sentía seguro y esperó. No recordaba el tiempo que llevaba dentro aunque era suficiente como para que su piel se transformara en la de un anciano, pero llegó, al final, supo que camino tomaría.

Cuando al final se lo dijo, cerró la puerta y no permitió su entrada, admitió que ella se encontraba fuera de su vida.

Quizás fuera una de sus malas decisiones o no.

Sólo sabía que su alma estaba llorando y que durante un tiempo así se sentiría.
Los días siguientes fueron empeorando, el verla en clase, el ser ignorado. Aunque cabía una mínima posibilidad de que le entendiera, así no ocurrió. Ella seguía dolida y lo entendía, como no estarlo si su mejor amigo le ha tirado de su casa y de su vida. Un amigo que le conocía lo supo y le dijo:

-¿Por qué lo has hecho?
-Lo sé -continuó melancólicamente- debería sonreír
por verla continuar y sé que es duro. He de admitir que tuve miedo pero por ella lo hice. Tiene que verse a sí misma y darse cuenta que no era la misma amiga que yo quería y con la que compartía todo.
Ahora estoy volviendo a ver en ella, esos detalles de los cuales me hicieron ser amigo suyo.
-Sin embargo, has roto algo hermoso.Dudo que alguna vez haga yo eso- decía su amigo desconcertado.
-Puede. Fue costoso decidirse pero llegaré a ser realmente feliz cuando vea que ella será la de antes. Aquella persona que luchaba por cantar, que ensayaba y que debía sacar a rastras de casa.
-Bueno, te dejo con tus reflexiones.

Volviendo a casa se encerró en su cuarto y escribió una carta para su amigo, contactó con sus abuelos y habló con sus padres. Nunca entendieron su marcha.
Y en la carta ponía:

Decido marcharme porque necesito saber que ella podrá sobrevivir sin mí.Quiero que cuides de ella y me cuentes como se va transformando y saliendo esa dulce persona que es. Esto no es un acto de cobardía sino un retiro voluntario para dejar que otros sean felices. Tranquilo, volveré para contarle la verdad. La única que sólo tú sabes.

Y sin más dilación, preparó sus maletas y cogió un taxi. Lo que no supo es
que alguien le había observado durante todo ese tiempo oculto entre la maleza.